miércoles, 7 de abril de 2010

Capítulo 3: Yo

Cuando volvimos subí corriendo a la terraza por si seguían allí los chicos de la piscina. Pero no estaban, estarían comiendo.

Volví a bajar y Belén estaba empezando a hacer la comida mientras las demás colocaban la compra.
 - Oye Liv, ¿que hay tan interesante en tu cuarto que has subido tan rápido?- Preguntaba Raquel.
 - Pues es que antes, cuando he subido a dejar las cosas me he asomado a la terraza y en la piscina de la casa de los vecinos había un grupo de chicos, todo bronceados jugando, tienen que ser deportistas de algún tipo o pasarse el día en el gimnasio, que cuerpos…
 - ¿Seguro? Te has fijado bien, no vaya a ser el “efecto animadoras”…
 - ¿Qué es eso?- Pregunto Belén.
 - Es de una serie de esas que no te gustan, las animadoras parecen muy guapas en conjunto, pero si las miras individualmente no lo son tanto. Espero que no sea así, seria una pena. De todas formas es solo para alegrarnos la vista ¿no? ¿O queréis unas vacaciones mas entretenidas?
 - A mi no me importaría entretenerme un poco mas.- Dijo Pilar.
 - ¿No crees que tu ya te has entretenido bastante?- Contesto Belén.
 - Nunca es suficiente.

Ya por la tarde nos pusimos los bikinis y bajamos a la playa con Trece. Cuando delimitamos nuestro territorio, o sea, plantamos la sombrilla para que Raquel, la novia de Casper, no se quemara por el sol, me fui a bañar con Trece mientras las demás dormían.

Después de un rato jugando, y cuando ya estábamos empapados, el perro salió corriendo y ladrando por detrás de mi. Al darme la vuelta le vi ir hacia unos chicos que jugaban con una pelota en el agua.
¡Que fuerte! ¡Eran los chicos de la piscina de al lado! Salí del agua y corrí por la orilla hacia los ellos. Con tanto ladrido, Belén y Pilar se despertaron pero no vinieron a ayudarme.
No se dieron cuenta de que el perro iba hacia ellos hasta que intentó coger la pelota con la que jugaban. En ese momento uno de ellos pegó un gritito al verle y se puso detrás de uno de los otros chicos, casi se le sube a la espalda.
 - ¡Un perro! ¡Que se vaya, que se vaya por favor!- Anda que… con lo grande que era… La verdad es que todos eran muy altos y musculados.
Yo no sabía que hacer, quería reírme por la reacción del chico, pero tenía que coger al perro que estaba intentando atrapar la pelota que uno de ellos sostenía en el aire.
Al final me acerqué y agarré a Trece por el collar haciendo que se sentara.
 - Lo siento, es que es ver una pelota y pierde los modales.
 - No pasa nada, es muy guapo -Dijo un chico rubio, muy guapo, mientras acariciaba al perro.
 - Yo creo que si pasa, a tu amigo no le parece tan guapo -se me escapó una risilla.
 - Yo… lo siento, es que me pareció que era un tiburón o algo así.- Decía el aludido mientras salía de detrás de la espalda de otro.
 - Si claro, si el agua no te llega más allá de las rodillas, no seas fantasma, te has cagado por el perro y ya está.
 - Bueno, lo siento de todas formas, ya nos vamos. Venga Trece.- Cuando me alejaba les oí bromear y reírse a costa del cobarde.

Me senté en mi toalla al sol para secarme, las chicas ya estaban despiertas y habían visto toda la escena.
 - Creo que me voy a buscar un perro, se liga bien así. ¿Lo tienes amaestrado para acercarse a los chicos que juegan a la pelota?- Me preguntaba Raquel.
 - No le tengo amaestrado, no digas tonterías, además no estaba ligando con ellos.- Me había puesto colorada por la insinuación de ligar.
 - Pues parecían guapos desde aquí, ¿cómo son de cerca?
 - Pilar, por favor.- La regaño Belén.
 - Pues no son tan guapos, pero hay uno… Es rubio, con unos ojos azules… y ¡encima es mas majo!
 - ¡Pues habrá que conocerlos!

jueves, 25 de marzo de 2010

Capítulo 3: no yo

La semana pasó muy rápido. Estuve entre la tienda y la piscina. Pensando en los planes del fin de semana, nos dimos cuenta de que ahora que Pilar no podía beber no tendríamos que turnarnos para llevar el coche.


El viernes por la mañana cambié la piscina por acompañar a la futura gorda a su primera ecografía, su madre no estaba y el cobarde del padre de la criatura seguía en paradero desconocido.

El domingo por la tarde andaba como loca por casa metiendo las cosas en mi maleta, intentando que no se me olvidara nada. Nos íbamos de vacaciones al día siguiente.
 - ¡Olivia! ¿Has metido en la maleta la crema solar? ¿Pero por qué te llevas el portátil?- Me gritaba mi nervioso padre mientras me perseguía por la casa.
 - Si papá, lo he metido todo, y el portátil es para ver las series y ¡hablar contigo!- Me estaba desquiciando.
 -Y digo yo ¿porqué no te llevas a Lus contigo? Creo que es pequeña para que vaya con sus amigos sin adultos, necesitan que los vigilen.
 - Si tu supieras…- Dije susurrando.
 - ¿Qué?
 - Nada, que no me voy a llevar a Lus a ninguna parte, dile que no vaya o déjala, que ya tiene edad.

Salíamos muy temprano y casi no pude dormir por la noche. La casa de los padres de Pilar estaba a unas cinco horas, en una urbanización de lujo, con casas grandes y bonitas. La playa no era privada pero nunca había nadie.

A las cinco de la mañana me sonó el móvil. Pilar estaba abajo esperándome, nos llevamos su coche, era un todoterreno grande y con mucho maletero, así nos caben las maletas y Trece. Sí, se viene el perro, le encanta la playa.
- Vamos niña, que nos esta esperando la loca de la puntualidad.

Bajé muy cargada, entre la maleta, el bolso, la mochila de Trece y Trece, parecía que nos íbamos para un mes, y mi padre gritando por detrás.
 - ¡Ten cuidado! ¡Aléjate de los chicos que mira lo que…!- Se calló en mitad de la frase al ver que Pilar estaba delante.
 - Que luego te dejan preñada, ¿verdad señor Torres?
 - Si bueno, eso, lo siento pequeña. Tened cuidado. Llamadme cuando lleguéis.- Me dio un beso en la mejilla y se fue.

A medio camino paramos en un área de descanso. Entramos y pedimos unos refrescos, en el local no había mucha gente, sólo unos tempranos veraneantes, casi todos con niños pequeños medio dormidos.

Durante la última media hora de viaje les había estado contando a mis amigas lo que pasó con mi hermana y H en el almacén.
 - Pero, ¿no te parece un poco raro que hasta tu hermana tenga relaciones y tú estés sin estrenar?- Me preguntó Raquel mientras se sentaba en la silla.
 - Pues yo creo que hace muy bien, es de las mías, nada hasta el matrimonio.
 - No es de las tuyas Belén, lo suyo no es voluntario.- Decía Pilar riéndose.
 - Dejadlo ya, es personal. Y no pienso esperar hasta el matrimonio, ¡imaginaos que no me caso!- Y nos pusimos todas a reír.

Unas dos horas después llegamos a la casa. Tenía el jardín grande, y en cuanto nos bajamos del coche Trece se puso a corretear por él. Ya habíamos estado en la casa y con todas las maletas y trastos cada una se dirigió a su habitación habitual. Si, había una para cada una y sobraba la de los padres de Pilar.

En el cuarto donde dormiría yo había una cama gigante y tenía cuarto de baño propio. Desde la terraza de la habitación se podía ver la playa, donde había muy poca gente, la piscina del jardín y la piscina del jardín de los vecinos.
¡Madre mía! En ella había un grupo de cinco o seis chicos de nuestra edad, perfectamente bronceados, parecían haber salido de una revista. Después de un rato mirando como jugaban un grito me sacó de mi idílica visión.
 - ¡Rubia! ¡Vamos, que si no salimos a comprar no tendremos ni agua para beber! ¡¿Se puede saber que haces ahí arriba?!- Era Raquel, si la dejáramos llevaría un horario con todo lo que vamos a hacer apuntado.
¿Como íbamos a ligar con esos bombones con una embarazada, una loca del orden y la virgen María? Vaya plan...

miércoles, 17 de marzo de 2010

Capítulo 3: Ellas, no yo

Un poco aturdida salí de casa, vestida con unos shorts vaqueros, una camiseta verde y mis sandalias. Se supone que vamos a cenar a BF, es nuestro bar de encuentro, sirven comida y su nombre real es “Blue Food”, por eso no me he arreglado mucho.


Cuando entré por la puerta el camarero me saludó y me señaló a Belén y a Raquel, mis amigas. Estaban sentadas en nuestra mesa, en el rincón más alejado de la gente.
Belén es tan puntual que da asco y Raquel va detrás porque viven en el mismo edificio.
 - ¡Niñas!- Las saludé mientras me sentaba y pedía un refresco.
 - Oye Liv, ¿tu sabes que quiere Pilar?- Me preguntó Raquel.
 - No lo sé, quizá sea por algo de las vacaciones. Les iba a preguntar a sus padres cuando iban a ir ellos a la casa de la playa para no coincidir.

Después de un buen rato esperando apareció Pilar. Como siempre divina, es de esas personas que con entrar en un sitio, y vaya como vaya, llama la atención de todo el mundo. Es muy guapa, morena con unos grandes ojos verdes. Se dedica a vestir a la gente, es asistente personal, así que siempre va perfecta.
 - Chicas, siento el retraso, ¿lleváis mucho esperando? Estaba discutiendo con mis padres.
 - Que raro, tú y tu hermano siempre discutís con ellos, a mi me parecen muy majos.- Le dijo Belén.
 - Claro, porque no son tus padres. Bueno Pilar, ¿qué nos ibas a contar? Que nos tienes en ascuas…- Hable yo, porque Pilar ya se ha cansado de explicarle a Belén que lo normal es discutir con tus padres, no como ella.
 - Ah sí, es verdad- Le cambió la cara, sus ojos ahora parecían tristes, ya no sonreía y, a pesar del maquillaje, se podían ver unos ojos hinchados, puede que de llorar.
 - ¿Qué ha pasado? Nos estas asustando.- Le apremié para que nos lo contara y pasara ese momento de tensión.
 - Bueno, es que… estoy embarazada.- Nos miró una a una, estaba llorando.

Pasó un momento hasta que una dijo algo.
 - Ves, eso te pasa por vivir en pecado, si hubieses esperado a estar casada como deberías no estarías llorando.- Las tres fulminamos con la mirada a Belén, ella era muy religiosa y llevaba su castidad muy en serio, solo le faltaba el anillo ese de los “adolescentes puros”.
 - ¡Serás bestia! Pero, ¿cómo se te ocurre decirle eso ahora? No importa la mierda esa en la que creas, ahora importa ella.- Me acerqué a mi amiga que seguía llorando, le abracé y le susurre al oído que siempre estaría con ella y le apoyaría, que no hiciera caso a la frígida de nuestra amiga. En ese momento se le escapó una risa.
 - Raquel, ¿no vas a decir nada?- Le dijo un poco mas calmada Pilar. Estaba con la boca abierta, como en shock.
 - Si, perdona. Mejor pedimos la cena, y hablamos con el estómago lleno.- Ella era la más racional, siempre arreglando nuestros problemas y poniendo orden, con lo pequeñita que es a veces da miedo.

Mientras cenábamos ninguna habló del tema. Les conté mis problemas con las palomas y se rieron de mi, normal.

Después nos compramos unos helados y fuimos a sentarnos al parque que había cerca de nuestras casas.

Fui la primera en romper el hielo.
 - Bueno Pilar, ¿qué vas a hacer? ¿Te quedarás con el bicho?
 - Jaja, ¿bicho? Bueno pues, tengo trabajo y dinero, podría buscar un piso pero mis padres me han pedido que me quede en casa. Yo mantendría al bebé y viviría con ellos, así tendría a Lola de niñera, como cuando mi hermano y yo éramos pequeños.- Los padres de Pilar trabajaban en algo que no llegamos a entender pero viajaban mucho, asÍ que se crió con Lola, ella y nosotras, siempre estaba alrededor.
 - ¡Niñas, que vamos a ser tías! Por cierto ¿tu padre sabe de quien es?
 - Si, por eso nos peleábamos, quiere castrarle o algo así, por irse y dejarme tirada. –Salía con el ayudante del secretario de su padre, era muy guapo, pero obviamente un cobarde, se había ido hacía dos semanas de repente y si dejar rastro, ahora entendemos porqué.

Cuando llegué a casa mi padre me estaba esperando.
 - Cariño, ya he hablado con los padres de Pilar. Están muy preocupados. ¿Te lo ha contado ya?- Nuestros padres se conocían desde que durante una excursión del colegio a una fábrica de caramelos nos escapamos y la recorrimos buscando a los “oompa loompas” que hacen los caramelos.
 - Sí, me lo ha contado, ella está bien y muy decidida, le ayudaremos todo lo posible.
 - Eso está claro, me parece bien su decisión, yo os crié a las cuatro estando solo, seguro que puede con uno. Pero he de admitir que si fuerais alguna de vosotras… bueno, me habríais matado del susto antes de obtener vuestro castigo. – Estaba de broma, espero.

martes, 9 de marzo de 2010

Capítulo 2: Yo

Me puse el pijama y fui a la cocina a desayunar. Era tarde y mi padre ya había bajado a abrir la tienda, pero mis tres hermanas estaban sentadas en la mesa comiendo, Delia y Nai cuchicheaban y se reían, me imagino que de Lus, que las miraba con cara extrañada.

 - Chicas, dejad de hacer eso que es de mala educación.- Les dije mientras me servía un vaso de leche.
 - Bueno, ¿que vas a hacer hoy Lus? Creo que hay que recoger el almacén e ir a por helados, ¿lo vas a hacer sola o te va a ayudar alguien?- Decía Delia entre risas, yo la mire con mala cara.
 - Pues no se Delia, creo que me bajaré un rato a la piscina.- Todas nos reímos, la pobre no había entendido la indirecta.
 - Entonces, ¿hoy haces huelga de horas holgazana?- A Nai le gusta el Scrabbel.
 - ¿Qué? No entiendo a que viene esto y no me hace gracia. Y estoy de vacaciones- No podíamos parar de reír.
 - Lo que hace es husmear en tu hiper hazaña de hacerte con los helados.- A Delia se le salió la leche por la nariz de tanto reír.
 - No se de que va todo esto… ¡Espera! ¡Olivia! ¡Se lo has contado!
 - Claro enana, ¿creías que no nos íbamos a enterar? ¿Pero que haces tirándote a un chico que acabas de conocer y con tu familia en la planta de arriba? ¿Te gusta el peligro?- Ahora Nai la regañaba y las risas se acabaron.
 - No le acababa de conocer, es mi “amigo”, estaba en mi clase, pero vive con su madre así que ni me imaginé que podía ser el hijo del novio de papá.- Se podía sentir la angustia en la voz de Lus que no aguanta bien las reprimendas.
 - Jajaja, eso está bien entonces, pero ¿no había otro momento? Me gustaría ver la cara de papá si llega a ser él el que baja.
 - Por eso llevabais todo el desayuno riéndoos y hablando en susurros.
 - Has estado un poco lenta en entenderlo.- Le dije a Lus.

Me fui a mi habitación a vestirme para ayudar a mi padre con los pedidos, no me quitaba de la cabeza a la pobre paloma de la ventana. Encendí el ordenador y tenía un mensaje en el tuenti de mi amiga Pilar:

  Liv, dime que viste ayer el capítulo de “Gossip Girl” que fuerte, ¡me encanta Dan! Por cierto, tengo que contaros algo muy importante, nos vemos a las 10:00 en “BF”, no llegues tarde. XOXO

Cuando bajé mi padre estaba rodeado por unas cuantas cajas.
 - ¡Ay! Olivia, menos mal que has bajado, ¿y tus hermanas?
 - Lus se va a la piscina y Nai tiene que ir al hotel, de Delia no se nada pero me imagino que se habrá ido.
 - Bueno, pues ayúdame con estas cajas, coge esas primero que ya las he metido en el ordenador. Por cierto he quedado con los padres de Pilar esta noche, creo que ha pasado algo, ¿sabes tú el que?
 - No lo se, esta noche he quedado con las chicas así que me enteraré.
 - Vale, hazme un favor y lleva un vibrador de estos, que son nuevos, a alguna y dime que les parece, para pedir más o no.
 - ¡Papá, por favor! No voy a hacer eso.
 - Pilar y Raquel vienen a comprarlos aquí, seguro que les gusta uno gratis a cambio de su opinión.

El resto del día lo pasé en la tienda, me hace gracia ver como la gente oculta entre unas velas otros objetos más privados, como si alguien les fuera a ver.
Mi padre dice que es una tontería, si algo te hace feliz no debes avergonzarte de comprarlo.

Salí del baño envuelta en una toalla dirección a mi cuarto cuando, de repente, salió un chico corriendo en calzoncillos de la habitación de Lus y detrás ella cubierta con una sábana y riéndose. Él se paró delante de la puerta del baño se díó la vuelta y me dijo:
 - Hola O-. Y entró dentro seguido por mi hermana. ¿Me ha llamado O? Pero que se cree este crío.
 - Chicos, que aún necesito el baño, salid pronto.- Les grité, espero que no la líen dentro.

Entré en mi cuarto y encendí la luz, las cortinas estaban echadas y me acerqué para abrir la ventana y que entrara algo de aire.
Me llevé un buen susto, en el poyete había un montón de palomas, blancas. Creo que son imaginaciones mías, veo palomas, porque esto no puede ser normal.

sábado, 6 de marzo de 2010

Capítulo 2: Menos yo

Al cabo de un rato los niños subieron con mi helado y el de los demás.

 - ¿Por qué habéis tardado tanto?- Les preguntó Delia.
 - La heladería de abajo estaba cerrada, hemos tenido que ir a otra.- Mi hermana lo decía muy convencida, era mejor actriz que yo. Aunque cuando me miró se puso roja como un tomate.

Los invitados no tardaron mucho más en irse.
 - Bueno chicas, ¿qué os ha parecido Roberto y su hijo?- Nos preguntó mi padre mientras recogíamos la mesa.
 - A mi me ha gustado, pero parece un poco serio para ti, ¿no?- Contestó Nai.
 - No suele ser tan serio, pero claro con tus hermanas sacando punta a todo lo que decían… Bueno a ti, Olivia, te ha caído bien su Spa.
 - Bueno, ha ganado puntos por eso, pero parece buena persona, ¿y que tal su hijo, H, Lus?- Tuve que gritar para que me oyera porque estaba en la cocina con Dalia recogiendo los platos.
 - ¿Por qué le preguntas a Lus? A mi me ha parecido majo, pero un poco osado, supongo que por la edad.- Nos gritaba Delia desde la cocina, espero que le viera la cara a Lus que seguro estaba roja.

Nos fuimos a dormir. Tumbada en mi cama no paraba de pensar en lo que había pasado en el almacén y no podía parar de reír. Tenía que contárselo a Delia y a Nai.
Me levanté, me puse las zapatillas y fui directa a la puerta del final del pasillo, dónde dormía Delia. Ella estaba despierta leyendo.
 - Hola, ¿te molesto?
 - No cariño, ven siéntate conmigo.- Estaba sentada en la cama. Su habitación era como la mía, nos gustaba a las dos a si que mi padre nos compró una en madera blanca, la mía, y otra en una madera más oscura. Tenía una cama grande con dosel en el centro, en un lado estaba el armario y una cómoda y en el otro el escritorio y unas estanterías llenas de libros, eso era lo que tenía diferente, en mi cuarto solo había un estantería de libros, pero tenía un mueble para la mini cadena, los CDs y los DVDs.
 - Tengo algo que contarte.
Se lo conté todo y no podíamos parar de reír ninguna de las dos. Se lo quería contar a Nai, así que dio unos golpes en la pared (su habitación estaba pegada a la de ella).
Nai entró corriendo y se tumbó a los pies de la cama.
 - Cuenta, cuenta.
 - Pues es que esta noche, cuando he bajado al almacén, he oído unos ruiditos dentro y he visto la luz encendida. Me he asustado un poco y…
 - Estaba muerta de miedo.- Su burló Delia.
 - No estaba muerta de miedo, jolín. Bueno sigo, total que he abierto la puerta con la escoba como arma y me he asomado por la estantería, no te lo vas a creer.
 - Bueno, venga sigue.
 - Pues que detrás estaba tu querida hermana pequeña “jugando” con H.
Después de contarlo las tres nos pusimos a reír.
 - ¿En serio que les viste haciéndolo? Que trauma. Y una cosa Olivia, ¿no te parece, no se, raro que hasta tu hermana pequeña tenga relaciones y tu sigas tan limpia como para casarte de verdad de blanco?
 - Nai no todo gira en torno al sexo, además no es que haya tenido muchas oportunidades. Pero... ¿no estábamos hablando de Lus?
 - Tenías que haberte acostado con el chico ese, ¿cómo se llamaba? Llevabais mucho tiempo juntos.
 - No Delia, el no quería, decía que era demasiado joven, y luego se acostó con la zorra aquella, menos mal que no lo hicimos.
 - ¡Oye! Vamos a llamar a Lus para que nos cuente por qué estaba encima de un chico que acaba de conocer.- A Nai le encantaba despertar a Lus porque se enfadaba mucho.
- Creo que mejor la vacilamos mañana.

Me desperté sobresaltada, algo había golpeado la ventana. Fuera había mucha luz por el sol veraniego y mis ojos tardaron en acostumbrarse. Cuando por fín lo hicieron vi a algo moverse y me acerqué. Era una paloma blanca, estaba aturdida por el golpe, fui a abrir la ventana para ver si se había hecho daño cuando Trece entró ladrando en la habitación, la paloma se asustó por el ruido y salió volando.
Estuve un buen rato mirando por la ventana, creo que esperaba que volviera. Esto estaba siendo muy extraño, parece que tengo imán para las palomas torpes, pero ¿por qué son todas blancas?

martes, 2 de marzo de 2010

Capítulo 2: Todos menos yo

La cena la ha preparado mi hermana Nai, cocina genial. La noche va a ser divertida, papá nos va a presentar a su “amigo” y vamos a estar todas, si sobrevive a esta cena se habrá ganado la entrada al cielo.

- Rin, rin.- Suena el timbre. – ¡Papá la puerta!
 - Ve poniendo la mesa en el comedor.

Cuando mi padre nos presenta a algún “amigo especial” antes de cenar nos da una charla, nos dice que nos comportemos bien y seamos buenas. Cuando acaba la cena nos da otra charla, solo que en esta ocasión esta enfadado y nos regaña por haber hecho que su “amigo” salga corriendo. Si no pasa la prueba no es bueno para papá.

 - Chicas, este es Roberto y su hijo Hugo.
 - Hola - saludamos todas a la vez, como si fuéramos “Sonrisas y lágrimas” en versión moderna.
 - Buenas noches, llamadme H, por favor.- Entró tan decidido, un niño de diecisiete años y no le intimidamos, va a estar graciosa la cena.

Nos sentamos todos en la mesa, a mi derecha estaba mi hermana Lus y a mi izquierda Nai.
 - Perdón, voy a decir unas palabras.- Dijo el padre de H, era un hombre guapo, de la altura de mi padre, moreno con los ojos oscuros. Nos miraba a todas esperando silencio y atención, parecía un hombre serio e imponente.
 - ¿Vas a bendecir la mesa? – Soltó Delia, y todas empezamos a reír.
 - Por favor Delia, compórtate.- La regaño papá.
Roberto dijo sus palabras aunque nos seguíamos riendo un poco, H no se reía nada, seguro que no entendía el chiste.
 - ¿Cuando os conocisteis papá y tu?- Preguntó Lus, seguro que tiene algo preparado.
 - Nos conocimos hace dos meses, en la feria del “Balneario y el Spa”.
 - ¿No salías con un tal Fernando hace dos meses, papá?
 - No Lus, eso fue hace un año, y no hagas estos comentarios, por favor.
 - Es igual, yo tenía el puesto de mi spa al lado del de la tienda de tu padre, conseguí que hiciera publicidad de mi negocio en el suyo.
 - ¡A nosotras nos encantan los spas!- Solté de repente. Todos me miraron, creo que no les hizo mucha gracia a mis hermanas mi entusiasmo.
 - Menos mal Olivia, a alguien le gusta algo de mí, aun que sea material. Espero que vengáis alguna vez, abrimos a las diez, pero venid antes, se está mejor cuando está vacío.

Después de cenar nos sentamos en el salón. Los pequeños se habían ido a por unos helados.
 - ¿Quién quiere algo de beber?- Nos preguntó papá.
 - Oye papá, voy a dejar entrar a Trece, ¿vale?- Le pregunté. Trece era nuestro perro, bueno mi perro.
 - Vale, baja al almacén y sube unas velas de miel por favor.
 - Vale.

Dejé pasar al perro que estaba en el patio y bajé con él a la tienda Da un poco de miedo sin nada de luz. El interruptor está cerca de la puerta del almacén, cuando me acerqué oí ruidos y se veía luz por debajo de la puerta.
Vale me asusto con facilidad a si que cogí el palo de la escoba que estaba fuera y me armé de valor. Abrí muy despacio la puerta, sin hacer ruido. Los ruidos venían de detrás de una estantería, al asomarme me encontré a mi hermana pequeña, desnuda debajo de H, el hijo ahora desnudo del novio de mi padre.
 - ¿Pero que haces? ¡Si le acabas de conocer!- Me miraron espantados, sus caras se pusieron rojas y yo me eché a reír.
 - ¡No le acabo de conocer! ¡Vete! Y no digas nada.- Me estaba gritando, esa niña me gritaba y yo no podía parar de reír. – No digas nada arriba, por favor.
 - Yo no digo nada arriba, pero me tenéis que traer ese helado.

lunes, 1 de marzo de 2010

Capítulo 1: Yo

 - ¡Qué desastre! Bueno el papel de Amanda no me salió mal, pero con el de Julia no pude, tenías que haberles visto la cara.- Mi padre me miraba riéndose mientras me servía la sopa.
 - Bueno pequeña, no vas a llegar y besar el santo, tendrás más oportunidades, si no se te cruza otra paloma claro.- Se reía de mí, y yo no le veía la gracia.
 - No es gracioso, he quedado fatal delante de de esa gente, y si vuelvo a tener otro casting con ellos van a pensar “mira, la de las palomas”.
 - ¿Quién es la de las palomas?- Mi hermana Nai estaba entrando por la puerta de casa, que comunica con la tienda, que está abajo.
 - Yo soy la de las palomas, ¿tú no tendrías que estar abajo?
 - He subido a comer, Delia esta abajo, subirá a comer cuando llegue Lus. ¿Qué es eso de las palomas?- Cogió un plato y una cuchara y se sentó a mi lado.
Delia y Lus son mis otras hermanas. Lus es la pequeña, tiene diecisiete años, después de que ella naciera mi madre se marchó y dejó a mi padre con cuatro niñas para él solo. Delia es la más mayor, tiene veinticuatro, y Nai está en medio de Delia y de mí, es la más responsable de las cuatro.
- Qué tarde llega Lus hoy, ¿no?- Preguntó mi padre.
- Si, me dijo ayer que tenía un examen largo… ¡No tenía un examen largo! Está con los exámenes de selectividad, nadie le ha dicho nada ¿verdad? Nos va a odiar- Nos habíamos olvidado, es la pequeña y nos olvidamos de ella, que desastre - Me voy ahora a recogerla y la llevaré a tomar algo, cambiaré a quien esté en la tienda sobre las seis y media. Adiós.

Tenía los exámenes en mi facultad, por eso nuestros exámenes ya han acabado.
Cuando llegué a la puerta ella estaba sentada en un escalón esperando.
 - Has tardado.
 - Lo siento mucho, acabo de comer.
 - Ya, que bien, yo no he comido aún. ¿No me recogía papá? Dijo que me llevaría a ver una exposición de objetos de “Perdidos”.
 - Pues te voy a llevar yo, pero tienes que comer antes, ¿qué te apetece?
 - Se ha olvidado, otra vez. Siempre os olvidáis de mí.
 - No es verdad, tenía que quedarse en la tienda. Vamos que me derrito aquí fuera. Eres un poco friki, porque eso de la exposición…

Cuando llegamos a la tienda mi padre estaba atendiendo a unos clientes, detrás de la caja.
 - ¡Niñas!- Gritó y salió a abrazar a Lus. Ella salió corriendo y subió las escaleras hasta casa.
 - ¿Qué le pasa?
 - Papá, es la pequeña, pero no es tonta, sabe que te olvidaste de recogerla, se ha distraído un rato, pero sabes que no se la olvidará fácilmente. Me quedo un rato aquí, sube a hablar con ella.
 - No va a querer hablar conmigo, pero quédate que tengo que recoger arriba. Esta noche vendrá a cenar Roberto, espero que no os importe.
 - ¿Ese es el del hijo de la edad de Lus? A mí me da igual que venga, no sé si cenaré aquí.
 - Si, y también viene a cenar. Y si cenarás aquí.

viernes, 26 de febrero de 2010

Capítulo 1: Sólo yo

Me senté en lo que parecía la sala de espera, era cómo la consulta de un dentista, todas las chicas calladas, nerviosas y mirándose los pies.


Este era mi primer casting para un papel secundario y estaba muy nerviosa, pero no parecía enferma como otras chicas.

 - La número 56 pase por favor.- Gritó una mujer a través del altavoz, bueno, solo he esperado una hora.

Una vez dentro miré a mí alrededor, al fondo de la habitación había una mesa con tres personas detrás, una mujer y dos hombres. El sitio era luminoso y tenía un gran ventanal en un lado, eso me ayudó con los nervios y la angustia, había mucha luz.

 - Por favor, siéntese.- En la silla que había delante de mi, que estaba delante de ellos, justo en el centro de la sala, buff, creo que estoy empezando a sudar.

 - Buenos días señorita Olivia Torres.- Me hablaba uno de los hombres, el que parecía más mayor que el otro. - Veamos, usted tiene menos estatura de la que pedíamos, solo 1,67. Y es rubia, ¿no cree que le iría más el papel de Amanda?

 - Sí, pero he preferido prepararme los dos.

 - Muy bien, así hay más posibilidades. Bien empiece por la parte de Amanda y después la de Julia, así no la veremos dos veces.

 - Vale - Y comencé a interpretar lo mejor que pude a Amanda, estaba muy nerviosa y no veía reacciones en ninguno, eso era peor. Cuando terminé seguían sin tener expresión en la cara, solo escribían y escribían.

 - Muy bien señorita Torres, empiece con Julia.

Y justo cuando iba a empezar a hablar otra vez, algo chocó contra el cristal, me dió un susto tremendo, otra vez, alcé la vista para mirar y allí estaba, otra paloma blanca, no me lo podía creer, dos en un día. Conseguí salir de mi asombro.

 - ¡Vaya! Si que están locas estas palomas, debe ser por el calor. Es la segunda que se choca hoy delante de mí.- Me miraron con cara extrañada, quizá es que es algo normal con ese ventanal tan grande.
A partir de ahí todo fue a peor, estaba desconcentrada y creo que mi actuación no fue muy buena, porque esta vez si tenían expresión en la cara.

jueves, 25 de febrero de 2010

Capítulo 1: Hoy sólo yo.

 -Pi, pi, pi - La alarma del móvil, y no estoy durmiendo, estoy trabajando, si a esto se le llama trabajar. El local está vacío, algo raro con el calor que hace fuera, normalmente entra alguien para aliviarse de estos 30º C.

Paso algunas horas trabajando en la tienda de "salud" de mi padre, vendemos velas, aceites para masajes, paquetes de spa, y algunos juguetes y cosas para alegrar la vida de las personas. -Papa, me voy ya que llego tarde.


 - No te puedes ir, tengo que dar una clase de yoga- Si claro "su yoga".

 - Te lo dije ayer, tengo un casting, dile a Nai que baje. Adiós.- Mi padre estaba sentado detrás de la caja, era alto y un poco entrado en canas, se mantenía en forma. Él era moreno con los ojos azules como los míos, pero yo soy rubia, como mi madre, o eso me han dicho.

 - Nai está durmiendo todavía- Nai es mi hermana, dos años mayor que yo, y dice que se pasa las noches estudiando, ja, estudiando la anatomía del vecino de arriba.
 
 - Pues dila que se levante que ya sabe que tengo que irme, adiós.

 - Suerte pequeña, o mucha mierda.- Me dijo gritando mientras salía por la puerta.

Fuera hacia muchísimo calor y sólo eran las 11:30, para estar a mediados de Junio era demasiado. Caminé hasta mi coche que estaba en el garaje y casi me derrito, dentro se estaba fresquito.
Tenía el casting en un piso a quince minutos de aquí, pero no pienso ir andando.

Normalmente cuando conduzco voy cantando y en los semáforos, como este, la persona del coche de al lado me mira y se ríe, pero que mas da, yo soy feliz.
Cuando el semáforo se puso en verde y fui a acelerar algo choco contra el parabrisas, al principio no lo vi. bien pero era una paloma blanca, parecía algo aturdida pero levanto otra vez el vuelo. Espero que esté bien, ahora el susto que me he llevado no esta tan bien, como si estuviera poco nerviosa.

Las botas verdes

Realmente no tengo unas botas verdes, creo que ni me gustan, todo viene por una película y la niña de una de las historias. La película es New York, I Love You y es del corto dirigido por Natalie Portman.