miércoles, 7 de abril de 2010

Capítulo 3: Yo

Cuando volvimos subí corriendo a la terraza por si seguían allí los chicos de la piscina. Pero no estaban, estarían comiendo.

Volví a bajar y Belén estaba empezando a hacer la comida mientras las demás colocaban la compra.
 - Oye Liv, ¿que hay tan interesante en tu cuarto que has subido tan rápido?- Preguntaba Raquel.
 - Pues es que antes, cuando he subido a dejar las cosas me he asomado a la terraza y en la piscina de la casa de los vecinos había un grupo de chicos, todo bronceados jugando, tienen que ser deportistas de algún tipo o pasarse el día en el gimnasio, que cuerpos…
 - ¿Seguro? Te has fijado bien, no vaya a ser el “efecto animadoras”…
 - ¿Qué es eso?- Pregunto Belén.
 - Es de una serie de esas que no te gustan, las animadoras parecen muy guapas en conjunto, pero si las miras individualmente no lo son tanto. Espero que no sea así, seria una pena. De todas formas es solo para alegrarnos la vista ¿no? ¿O queréis unas vacaciones mas entretenidas?
 - A mi no me importaría entretenerme un poco mas.- Dijo Pilar.
 - ¿No crees que tu ya te has entretenido bastante?- Contesto Belén.
 - Nunca es suficiente.

Ya por la tarde nos pusimos los bikinis y bajamos a la playa con Trece. Cuando delimitamos nuestro territorio, o sea, plantamos la sombrilla para que Raquel, la novia de Casper, no se quemara por el sol, me fui a bañar con Trece mientras las demás dormían.

Después de un rato jugando, y cuando ya estábamos empapados, el perro salió corriendo y ladrando por detrás de mi. Al darme la vuelta le vi ir hacia unos chicos que jugaban con una pelota en el agua.
¡Que fuerte! ¡Eran los chicos de la piscina de al lado! Salí del agua y corrí por la orilla hacia los ellos. Con tanto ladrido, Belén y Pilar se despertaron pero no vinieron a ayudarme.
No se dieron cuenta de que el perro iba hacia ellos hasta que intentó coger la pelota con la que jugaban. En ese momento uno de ellos pegó un gritito al verle y se puso detrás de uno de los otros chicos, casi se le sube a la espalda.
 - ¡Un perro! ¡Que se vaya, que se vaya por favor!- Anda que… con lo grande que era… La verdad es que todos eran muy altos y musculados.
Yo no sabía que hacer, quería reírme por la reacción del chico, pero tenía que coger al perro que estaba intentando atrapar la pelota que uno de ellos sostenía en el aire.
Al final me acerqué y agarré a Trece por el collar haciendo que se sentara.
 - Lo siento, es que es ver una pelota y pierde los modales.
 - No pasa nada, es muy guapo -Dijo un chico rubio, muy guapo, mientras acariciaba al perro.
 - Yo creo que si pasa, a tu amigo no le parece tan guapo -se me escapó una risilla.
 - Yo… lo siento, es que me pareció que era un tiburón o algo así.- Decía el aludido mientras salía de detrás de la espalda de otro.
 - Si claro, si el agua no te llega más allá de las rodillas, no seas fantasma, te has cagado por el perro y ya está.
 - Bueno, lo siento de todas formas, ya nos vamos. Venga Trece.- Cuando me alejaba les oí bromear y reírse a costa del cobarde.

Me senté en mi toalla al sol para secarme, las chicas ya estaban despiertas y habían visto toda la escena.
 - Creo que me voy a buscar un perro, se liga bien así. ¿Lo tienes amaestrado para acercarse a los chicos que juegan a la pelota?- Me preguntaba Raquel.
 - No le tengo amaestrado, no digas tonterías, además no estaba ligando con ellos.- Me había puesto colorada por la insinuación de ligar.
 - Pues parecían guapos desde aquí, ¿cómo son de cerca?
 - Pilar, por favor.- La regaño Belén.
 - Pues no son tan guapos, pero hay uno… Es rubio, con unos ojos azules… y ¡encima es mas majo!
 - ¡Pues habrá que conocerlos!