La cena la ha preparado mi hermana Nai, cocina genial. La noche va a ser divertida, papá nos va a presentar a su “amigo” y vamos a estar todas, si sobrevive a esta cena se habrá ganado la entrada al cielo.
- Rin, rin.- Suena el timbre. – ¡Papá la puerta!
- Ve poniendo la mesa en el comedor.
Cuando mi padre nos presenta a algún “amigo especial” antes de cenar nos da una charla, nos dice que nos comportemos bien y seamos buenas. Cuando acaba la cena nos da otra charla, solo que en esta ocasión esta enfadado y nos regaña por haber hecho que su “amigo” salga corriendo. Si no pasa la prueba no es bueno para papá.
- Chicas, este es Roberto y su hijo Hugo.
- Hola - saludamos todas a la vez, como si fuéramos “Sonrisas y lágrimas” en versión moderna.
- Buenas noches, llamadme H, por favor.- Entró tan decidido, un niño de diecisiete años y no le intimidamos, va a estar graciosa la cena.
Nos sentamos todos en la mesa, a mi derecha estaba mi hermana Lus y a mi izquierda Nai.
- Perdón, voy a decir unas palabras.- Dijo el padre de H, era un hombre guapo, de la altura de mi padre, moreno con los ojos oscuros. Nos miraba a todas esperando silencio y atención, parecía un hombre serio e imponente.
- ¿Vas a bendecir la mesa? – Soltó Delia, y todas empezamos a reír.
- Por favor Delia, compórtate.- La regaño papá.
Roberto dijo sus palabras aunque nos seguíamos riendo un poco, H no se reía nada, seguro que no entendía el chiste.
- ¿Cuando os conocisteis papá y tu?- Preguntó Lus, seguro que tiene algo preparado.
- Nos conocimos hace dos meses, en la feria del “Balneario y el Spa”.
- ¿No salías con un tal Fernando hace dos meses, papá?
- No Lus, eso fue hace un año, y no hagas estos comentarios, por favor.
- Es igual, yo tenía el puesto de mi spa al lado del de la tienda de tu padre, conseguí que hiciera publicidad de mi negocio en el suyo.
- ¡A nosotras nos encantan los spas!- Solté de repente. Todos me miraron, creo que no les hizo mucha gracia a mis hermanas mi entusiasmo.
- Menos mal Olivia, a alguien le gusta algo de mí, aun que sea material. Espero que vengáis alguna vez, abrimos a las diez, pero venid antes, se está mejor cuando está vacío.
Después de cenar nos sentamos en el salón. Los pequeños se habían ido a por unos helados.
- ¿Quién quiere algo de beber?- Nos preguntó papá.
- Oye papá, voy a dejar entrar a Trece, ¿vale?- Le pregunté. Trece era nuestro perro, bueno mi perro.
- Vale, baja al almacén y sube unas velas de miel por favor.
- Vale.
Dejé pasar al perro que estaba en el patio y bajé con él a la tienda Da un poco de miedo sin nada de luz. El interruptor está cerca de la puerta del almacén, cuando me acerqué oí ruidos y se veía luz por debajo de la puerta.
Vale me asusto con facilidad a si que cogí el palo de la escoba que estaba fuera y me armé de valor. Abrí muy despacio la puerta, sin hacer ruido. Los ruidos venían de detrás de una estantería, al asomarme me encontré a mi hermana pequeña, desnuda debajo de H, el hijo ahora desnudo del novio de mi padre.
- ¿Pero que haces? ¡Si le acabas de conocer!- Me miraron espantados, sus caras se pusieron rojas y yo me eché a reír.
- ¡No le acabo de conocer! ¡Vete! Y no digas nada.- Me estaba gritando, esa niña me gritaba y yo no podía parar de reír. – No digas nada arriba, por favor.
- Yo no digo nada arriba, pero me tenéis que traer ese helado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
jaja, buenísimo
ResponderEliminar