miércoles, 17 de marzo de 2010

Capítulo 3: Ellas, no yo

Un poco aturdida salí de casa, vestida con unos shorts vaqueros, una camiseta verde y mis sandalias. Se supone que vamos a cenar a BF, es nuestro bar de encuentro, sirven comida y su nombre real es “Blue Food”, por eso no me he arreglado mucho.


Cuando entré por la puerta el camarero me saludó y me señaló a Belén y a Raquel, mis amigas. Estaban sentadas en nuestra mesa, en el rincón más alejado de la gente.
Belén es tan puntual que da asco y Raquel va detrás porque viven en el mismo edificio.
 - ¡Niñas!- Las saludé mientras me sentaba y pedía un refresco.
 - Oye Liv, ¿tu sabes que quiere Pilar?- Me preguntó Raquel.
 - No lo sé, quizá sea por algo de las vacaciones. Les iba a preguntar a sus padres cuando iban a ir ellos a la casa de la playa para no coincidir.

Después de un buen rato esperando apareció Pilar. Como siempre divina, es de esas personas que con entrar en un sitio, y vaya como vaya, llama la atención de todo el mundo. Es muy guapa, morena con unos grandes ojos verdes. Se dedica a vestir a la gente, es asistente personal, así que siempre va perfecta.
 - Chicas, siento el retraso, ¿lleváis mucho esperando? Estaba discutiendo con mis padres.
 - Que raro, tú y tu hermano siempre discutís con ellos, a mi me parecen muy majos.- Le dijo Belén.
 - Claro, porque no son tus padres. Bueno Pilar, ¿qué nos ibas a contar? Que nos tienes en ascuas…- Hable yo, porque Pilar ya se ha cansado de explicarle a Belén que lo normal es discutir con tus padres, no como ella.
 - Ah sí, es verdad- Le cambió la cara, sus ojos ahora parecían tristes, ya no sonreía y, a pesar del maquillaje, se podían ver unos ojos hinchados, puede que de llorar.
 - ¿Qué ha pasado? Nos estas asustando.- Le apremié para que nos lo contara y pasara ese momento de tensión.
 - Bueno, es que… estoy embarazada.- Nos miró una a una, estaba llorando.

Pasó un momento hasta que una dijo algo.
 - Ves, eso te pasa por vivir en pecado, si hubieses esperado a estar casada como deberías no estarías llorando.- Las tres fulminamos con la mirada a Belén, ella era muy religiosa y llevaba su castidad muy en serio, solo le faltaba el anillo ese de los “adolescentes puros”.
 - ¡Serás bestia! Pero, ¿cómo se te ocurre decirle eso ahora? No importa la mierda esa en la que creas, ahora importa ella.- Me acerqué a mi amiga que seguía llorando, le abracé y le susurre al oído que siempre estaría con ella y le apoyaría, que no hiciera caso a la frígida de nuestra amiga. En ese momento se le escapó una risa.
 - Raquel, ¿no vas a decir nada?- Le dijo un poco mas calmada Pilar. Estaba con la boca abierta, como en shock.
 - Si, perdona. Mejor pedimos la cena, y hablamos con el estómago lleno.- Ella era la más racional, siempre arreglando nuestros problemas y poniendo orden, con lo pequeñita que es a veces da miedo.

Mientras cenábamos ninguna habló del tema. Les conté mis problemas con las palomas y se rieron de mi, normal.

Después nos compramos unos helados y fuimos a sentarnos al parque que había cerca de nuestras casas.

Fui la primera en romper el hielo.
 - Bueno Pilar, ¿qué vas a hacer? ¿Te quedarás con el bicho?
 - Jaja, ¿bicho? Bueno pues, tengo trabajo y dinero, podría buscar un piso pero mis padres me han pedido que me quede en casa. Yo mantendría al bebé y viviría con ellos, así tendría a Lola de niñera, como cuando mi hermano y yo éramos pequeños.- Los padres de Pilar trabajaban en algo que no llegamos a entender pero viajaban mucho, asÍ que se crió con Lola, ella y nosotras, siempre estaba alrededor.
 - ¡Niñas, que vamos a ser tías! Por cierto ¿tu padre sabe de quien es?
 - Si, por eso nos peleábamos, quiere castrarle o algo así, por irse y dejarme tirada. –Salía con el ayudante del secretario de su padre, era muy guapo, pero obviamente un cobarde, se había ido hacía dos semanas de repente y si dejar rastro, ahora entendemos porqué.

Cuando llegué a casa mi padre me estaba esperando.
 - Cariño, ya he hablado con los padres de Pilar. Están muy preocupados. ¿Te lo ha contado ya?- Nuestros padres se conocían desde que durante una excursión del colegio a una fábrica de caramelos nos escapamos y la recorrimos buscando a los “oompa loompas” que hacen los caramelos.
 - Sí, me lo ha contado, ella está bien y muy decidida, le ayudaremos todo lo posible.
 - Eso está claro, me parece bien su decisión, yo os crié a las cuatro estando solo, seguro que puede con uno. Pero he de admitir que si fuerais alguna de vosotras… bueno, me habríais matado del susto antes de obtener vuestro castigo. – Estaba de broma, espero.

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