jueves, 9 de junio de 2011

Capítulo 6: Aquí sigo yo

Me acerqué a la piscina y metí los pies en el primer escalón. El agua estaba fresquita y me alivió parte del calor que tenía, la noche estaba despejada pero la luna no daba demasiada luz. En el jardín solo estaban encendidas las luces de la piscina y las del camino que lleva hasta la puerta que da a la playa. Respiré profundamente para poder oler el mar. Estaba tranquila y muy a gusto, pero mi momento se rompió cuando oí trastear y maldecir a Pilar dentro de la casa.
- ¡Leche! Olivia, ven. Ayúdame. – Entré dentro con los pies mojados y la vi sujetando una caja en un brazo y en el otro otra caja más grande, obviamente no podía con las dos, a si que cogí la mas grande y salí fuera.

Puse la caja en el borde de la piscina y me senté en los escalones. Cuando llegó Pilar, dejó la caja que ella llevaba al lado de la otra y abrió la que yo había traído. Empezó a sacar de dentro unos recipientes con velas en el centro, las fue encendiendo y dejando en el agua de la piscina donde se alejaban flotando cual barquito de papel. La canción me vino a la cabeza y empecé a cantarla, ella me siguió y ahí estábamos las dos como niñas pequeñas cantando “El barquito chiquitito". Cuando acabó de encender todas la piscina estaba preciosa, llena de pequeñas luces.

Se sentó a mi lado, el agua nos cubría hasta la cintura, se estaba genial. Agarró la otra caja y empezó a sacar de ella botellitas de batido de fresa (nuestro preferido) y a lanzarlas al agua intentando esquivar las velas, supongo que ella esperaba que yo las recogiera del fondo cuando se hubieran enfriado. Cuando hubo lanzado unas ocho, sacó de la caja una bolsa llena de pastelitos de los que comíamos en el colegio, Panteras Rosas y Tigretones.
Nos quedamos en silencio un rato, escuchando las olas y el sonido del viento que pasaba entre las hojas de las palmeras del jardín. Escuché como algún pájaro se posaba en uno de los árboles, pero no pude ver que era.
Pilar me tendió un pastelito y ella se abrió otro.

- Es mi último verano- Me dijo
- ¿Cómo que es “tu ultimo verano”?
- Si, el año que viene no será igual. Mi madre dice que maduraré mucho, tengo que cuidar de otra persona, no solo de mí y de vosotras. El verano que viene bajaremos a la playa con una piscinita hinchable y, en vez de botellines de cerveza por todas partes, habrá biberones y chupetes.- Estaba un poco triste mientas hablaba.- Siento que tengo que recordar cada momento y fotografiar todo porque en unos meses anda será igual. ¡Incluso puede que tengas novio!- Siempre tiene que poner el chiste en algo serio.
- Bueno… no te he visto sacar la cámara aún- Se rió- Las cosas van a cambiar, pero nosotras no, simplemente seremos una o uno mas. Y los biberones estarán al lado de las cervezas, solo tendrás que asegurarte de que le das el correcto.
- Ja ja ja, vale, no me preocuparé más por hoy. ¿Tú qué crees que será?
- Pues… humano, espero. Aunque sería gracioso que fuera un bebe lagarto.- Nos echamos a reír.- Pues no se, pero seguro que sale muy guapo o guapa, porque el padre estaba tremendo.
- ¡Oye!
- Vale vale, la madre también está tremenda.- La dije guiñándole un ojo.- ¿Has pensado nombres?
- La verdad es que no, aún no me lo creo mucho. Supongo que lo asumiré del todo cuando la ropa de mi armario deje de valerme. ¡Adiós talla 36!- Suspiró.
- Míralo por el lado bueno, ¡más ropa para mi!
- ¡Ey! Pienso recuperarla después y arreglar la que pueda, la ropa premamá es para señoras. En serio, hace poco una clienta me pidió que la vistiera estando embarazada y fue muy difícil encontrar algo que no la pusiera diez años más encima, que pudiera pagar claro.
- Seguro que tú encuentras algo que si puedas pagar y te quede bien.- Se me ocurrió una broma un poco pesada, pero no creí que fuera el momento de soltarla.