domingo, 11 de septiembre de 2011

Capítulo 6: Yo

La relación entre Pilar y Raquel estaba bastante tensa. A una no le gusta que le ocultemos cosas, y es, lo que esta haciendo la otra, muy mal además. Yo también estaba molesta, pero el que Pili estuviera así me hacía ponerme un poco del lado del “diablo”. Belén sin embargo estaba ajena a todo, tiene poca perspicacia y curiosidad, y el chico ese ocupaba todo su cerebrito.

Por la noche me puse a hacer la cena, si, yo sola. Las otras estaban cada una a lo suyo pero todas con el móvil. Al menos había paz. Me puse música en la cocina y empecé a hacer pizza y una ensalada.
Cuando saqué la última pizza del horno sonó el timbre. Levanté la cabeza pero nadie parecía haberse dado cuenta, solo se oían los gritos de Pilar que debía tener problemas con algo del trabajo. Me acerqué al timbre, que tenía cámara, para ver quien estaba al otro lado de la puerta de fuera.
Parecía uno de los chicos de al lado pero estaba oscuro y no se le veía muy bien.
- ¿Hola?- Pregunté.
- Em, hola. Soy Alejandro, el vecino. Venía por si te apetecía compartir el ron que compraste el otro día.
- ¡Ah! Si, espera que salgo un momento.- Colgué el auricular y salí fuera, a la puerta principal.
La puerta era de metal grueso y muy alta, no se veía lo que había al otro lado, me temblaban un poco las manos cuando agarré el picaporte para abrir. Tomé un poco de aire y abrí.
Estaba ahí, de pié, con el pelo un poco mojado, una camiseta de publicidad de alguna marca de ron (que casualidad) y el bañador. Estaba guapísimo, cada vez que lo veía me lo parecía mas. Era casi dos cabezas más alto que yo, y eso que mido 1. 70.
- ¿Qué tal?- Se agachó y me plantó dos besos. Yo me quedé de piedra mirándole, estas cosas no se me daban muy bien.
- Bien, gracias.- Conseguí decir.
- Emm, bueno venía por si os apetecía pasar a tomar algo a casa, ¿estás sola?
- ¡No! Están las demás dentro- Dejé de mirarle, así parecía mas fácil hablar.- Íbamos a cenar ahora, pero quizá después si.
- Ah, vale bien. Por cierto, se como se llama tu perro, pero no se como te llamas tu.
- ¡Es cierto! Me llamo Olivia.- Volví a mirarle a la cara, tenia rasgos un poco infantiles pero con esa barba de tres días tenía un aspecto muy sexy.
- Encantado, Olivia.- Y me dio otros dos besos.- Os esperamos luego, traeros el bañador, estaremos en la piscina.- Y se alejó caminando en dirección a su casa.

Entré casi corriendo en casa, quería contárselo enseguida a las chicas, pero seguían con sus móviles, creo que ni siquiera habían notado que no estaba.

- ¡Ey! ¿Hola?- Empecé a gritar.
- Si un momento Liv, ya vamos a cenar.- Me respondió Belén sin apenas levantar la cabeza del teléfono. Nunca la había visto usarlo tanto, creo que tiene el mismo aparato desde hace 3 años. Raquel ni si quiera se molesto en hacer un gesto.
Salí fuera a buscar a Pilar. Cuando llegue hasta ella me hizo gestos de que ahora entraba, tapó el auricular con la mano y dijo:
- Cariño ahora entraré, esto es importante.- Y volvió a atender a la conversación.
Cabreada volví dentro, nada, todo igual. Agarré un buen pedazo de pizza, lo puse en un plato y subí a mi habitación.
Mientras me ponía mi mejor bikini iba cenando, si ellas no querían dejar el móvil no me iba a quedar ahí mirándolas. Si, me voy a ir yo sola con los vecinos.
Ya vestida y con el bolso en la mano bajé a la cocina. Metí la botella de ron dentro. Eché un vistazo a las chicas, seguían a lo suyo.
Aunque deseaba irme ya, no pude evitar pensar que si esperaba un poco quizá vendrían conmigo, por una parte me apetecía ir sola pero meterse en una casa llena de chicos a los que no conoces no es la mejor de las ideas. Decidí comerme otra porción de pizza y así hacer tiempo.

jueves, 18 de agosto de 2011

Capítulo 6: Sigo yo

Me levanté tarde y muy cansada. Nos pasamos toda la noche hablando, comiendo bollos y bebiendo los batidos. Pilar estuvo cronometrando lo que tardaba en sacarlos del agua, esquivando las velas, claro.
Baje a la cocina y al lado de la nevera había una nota:

Estamos en la playa”
                               Belén, Raquel y Trece

Así que Pili seguía en la cama. Cogí el zumo de la nevera y un par de vasos y subí a despertarla.
La habitación estaba completamente a oscuras, me acerqué a la cama y ahí estaba, roncando como ogro. Puse el brick en su espalda y subí las persianas para que entrara luz. Solo cuando el sol le dio en la cara abrió los ojos.
- Joder Liv, cierra eso.- ¿En serio no le molestaba el zumo en su espalda?- Mira, ¡que te he traído el desayuno a la cama!
- Dirás el zumo a mi espalda, está bien… voy. –Y de mala gana se incorporó tirando el brick al suelo.

Mientras desayunábamos le conté lo que nos había dicho Belén sobre el chico de la iglesia.
- Olivia ¿no te empieza a parecer extraño que hasta nuestra virgencita se interese por alguien y tú no?
- Pues no, me concentro en otras cosas, de todas formas no es que no me interese nadie, es que no salgo con todos los que me interesan. ¡Pero mira! Esta noche voy a ir a ver a los vecinos, a lo mejor me intereso en alguno.
- Eso quiero verlo yo.

Comimos algo más, nos preparamos para ir a la playa y bajamos.
Debajo de la sombrilla estaban Trece y Belén tumbados, Raquel debía estar en el agua.
- Ya me han contado lo del chico que te gusta… pero quiero que me cuentes mas sobre él.- Le dijo Pili.- Belén, que notó el tono de vacile, puso mala cara.
- Bueno… no es que me guste, es mono, pero no va a la iglesia así que no creo que mis padres quieran que salga con él. Apenas le conozco de todas formas.
- Pues con más razón, necesitas a alguien de fuera de ese sitio y no creo que pase nada si no es el chico ideal para tus padres, no saldrían ellos con él.- Parece que ahora lo decía más en serio.
- ¡Ves! No tenías que haberle dicho nada.- Me miró.
- Pero si no te ha dicho nada malo. Y algo de razón tiene.- Le conteste.
- ¡Siempre te pones de su lado!
- Pero, ¿cuántos años tienes Belén?- Se burló Raquel, que venía del agua.
- Agg, Bueno…
- ¡Vamos! Cuéntanos algo más de él.- Insistió Pilar.
- Pues… es alto, moreno, creo que lleva un tatuaje en el brazo, eso no me gusta demasiado.- Y puso cara de asco.
- Hasta que te hagas uno.- Interrumpió Raquel otra vez.
- No creo que lo haga. Bueno sigo, es un chico grande y fuerte, de esos que te abrazan por detrás y te cubren entera…- Parecía una princesa hablando de su príncipe azul.
- Bueno, ¿que estilo tiene? ¿Cómo viste?- Preguntó Pili.
- ¡Ah! Ahora que lo pienso, no me he fijado mucho. Me suena haberle visto el otro día… ¡con traje! Si, con traje.- Las tres nos echamos a reír.
- ¡¿Como va a vestir siempre con traje?! ¡¿Quién es?! ¡¿Barney?! Iría a una boda o algo así.- Dije.
- No se quien es ese, pero no me suena haberle visto de otra forma.
- Quizá vaya a trabajar con traje.- Saltó Raquel.
- Vale, adjudicado, el chico del traje para Belén- Soltó Pilar.- Ahora solo falta uno, o quizá una.- Dijo bajito.- Para Liv.
- Oye ¿y yo que?- Preguntó Raquel- Reaccionó un poco tarde al comentario pero sonaba convencida.
- Tu… contigo ya hablaremos en otro momento.- Le contestó Pilar. ¡Ala! Seguro que ahora sabe que sabemos algo. Le miré con mala cara.

jueves, 9 de junio de 2011

Capítulo 6: Aquí sigo yo

Me acerqué a la piscina y metí los pies en el primer escalón. El agua estaba fresquita y me alivió parte del calor que tenía, la noche estaba despejada pero la luna no daba demasiada luz. En el jardín solo estaban encendidas las luces de la piscina y las del camino que lleva hasta la puerta que da a la playa. Respiré profundamente para poder oler el mar. Estaba tranquila y muy a gusto, pero mi momento se rompió cuando oí trastear y maldecir a Pilar dentro de la casa.
- ¡Leche! Olivia, ven. Ayúdame. – Entré dentro con los pies mojados y la vi sujetando una caja en un brazo y en el otro otra caja más grande, obviamente no podía con las dos, a si que cogí la mas grande y salí fuera.

Puse la caja en el borde de la piscina y me senté en los escalones. Cuando llegó Pilar, dejó la caja que ella llevaba al lado de la otra y abrió la que yo había traído. Empezó a sacar de dentro unos recipientes con velas en el centro, las fue encendiendo y dejando en el agua de la piscina donde se alejaban flotando cual barquito de papel. La canción me vino a la cabeza y empecé a cantarla, ella me siguió y ahí estábamos las dos como niñas pequeñas cantando “El barquito chiquitito". Cuando acabó de encender todas la piscina estaba preciosa, llena de pequeñas luces.

Se sentó a mi lado, el agua nos cubría hasta la cintura, se estaba genial. Agarró la otra caja y empezó a sacar de ella botellitas de batido de fresa (nuestro preferido) y a lanzarlas al agua intentando esquivar las velas, supongo que ella esperaba que yo las recogiera del fondo cuando se hubieran enfriado. Cuando hubo lanzado unas ocho, sacó de la caja una bolsa llena de pastelitos de los que comíamos en el colegio, Panteras Rosas y Tigretones.
Nos quedamos en silencio un rato, escuchando las olas y el sonido del viento que pasaba entre las hojas de las palmeras del jardín. Escuché como algún pájaro se posaba en uno de los árboles, pero no pude ver que era.
Pilar me tendió un pastelito y ella se abrió otro.

- Es mi último verano- Me dijo
- ¿Cómo que es “tu ultimo verano”?
- Si, el año que viene no será igual. Mi madre dice que maduraré mucho, tengo que cuidar de otra persona, no solo de mí y de vosotras. El verano que viene bajaremos a la playa con una piscinita hinchable y, en vez de botellines de cerveza por todas partes, habrá biberones y chupetes.- Estaba un poco triste mientas hablaba.- Siento que tengo que recordar cada momento y fotografiar todo porque en unos meses anda será igual. ¡Incluso puede que tengas novio!- Siempre tiene que poner el chiste en algo serio.
- Bueno… no te he visto sacar la cámara aún- Se rió- Las cosas van a cambiar, pero nosotras no, simplemente seremos una o uno mas. Y los biberones estarán al lado de las cervezas, solo tendrás que asegurarte de que le das el correcto.
- Ja ja ja, vale, no me preocuparé más por hoy. ¿Tú qué crees que será?
- Pues… humano, espero. Aunque sería gracioso que fuera un bebe lagarto.- Nos echamos a reír.- Pues no se, pero seguro que sale muy guapo o guapa, porque el padre estaba tremendo.
- ¡Oye!
- Vale vale, la madre también está tremenda.- La dije guiñándole un ojo.- ¿Has pensado nombres?
- La verdad es que no, aún no me lo creo mucho. Supongo que lo asumiré del todo cuando la ropa de mi armario deje de valerme. ¡Adiós talla 36!- Suspiró.
- Míralo por el lado bueno, ¡más ropa para mi!
- ¡Ey! Pienso recuperarla después y arreglar la que pueda, la ropa premamá es para señoras. En serio, hace poco una clienta me pidió que la vistiera estando embarazada y fue muy difícil encontrar algo que no la pusiera diez años más encima, que pudiera pagar claro.
- Seguro que tú encuentras algo que si puedas pagar y te quede bien.- Se me ocurrió una broma un poco pesada, pero no creí que fuera el momento de soltarla.

lunes, 30 de mayo de 2011

Capítulo 5: ¿Yo?

Como hacía mucho calor decidí darme un baño en la piscina antes de acostarme. Las demás ya estaban durmiendo, solo quedábamos Trece y yo, o eso creía porque cuando me disponía a meterme en el agua oí a alguien hablar. Pensé que era alguno de los chicos de la casa de al lado porque se oía cerca de la valla.
Me acerqué al lateral de la casa para oírle mejor, pero no era un chico el que hablaba, era Raquel. Debía estar asomada a la terraza de su habitación porque la oía casi perfectamente. Esta vez no quise quedarme a escuchar lo que decía, estaba enfadada con ella, primero por no contarnos lo que hace con el móvil, segundo por ignorarnos durante el todo el día (nunca la había visto tan distraída y callada) y tercero por no decirme lo del curso de la facultad, ¡vamos a clase juntas! Es lo mínimo, sea lo que sea yo también lo quiero. Pilar iba a alucinar con que la volviera a pillar hablando a escondidas, no se cuanta paciencia le quedará pero no creo que mucha, no tardará en pedirle explicaciones.
Hablando de la reina de Roma, estaba asomada a su propia terraza, que estaba al lado de mi propia terraza, esto parece “radiopatio” en directo.
- ¡Eh tu, morena!- La grité- ¿Qué haces despierta aún?
- Tengo calor, no me podía dormir. Espera, que me pongo el bikini y bajo.
- Date prisa, que Raquel está hablando por teléfono en su terraza.- Se metió corriendo y cuando bajó llevaba el bikini en la mano.- ¿Porque no me has avisado antes? Quiero oírla.

Nos acercamos hasta ponernos justo debajo de la habitación. Pensé que ya había terminado de hablar porque no se oía nada, pero después de esperar un poco volvimos a oírla, debía de haber entrado dentro.
Escuchamos el click de un mechero al encenderse.
- ¡No me puedo creer que fume!- Decía Pilar molesta.- ¡No nos ha dicho nada!
- Schhh, no lo sabemos, a lo mejor esta encendiendo una vela o incienso, ella es muy de esas cosas, ¡calla!- Empecé a concentrarme en la conversación de Raquel.
-“No creo que sepan nada, estoy disimulando bastante bien”- Pilar no pudo aguantar la risa- “Espera creo que he oído algo”- Nos quedamos en silencio.- “Bah, no es nada, me estoy volviendo un poco paranoica con todo esto- Hubo un silencio- “Les he dicho que me voy en agosto”- Otro silencio- “No, creo que no han dicho nada sobre ello”
- ¡Pero, ¿como que…?!- Pilar me tapó la boca con la mano, creo que lo había dicho demasiado alto.
- “Oye voy a colgar, paranoica o no, no quiero que nos oigan”- Y se debió meter dentro a despedirse porque ya no oíamos nada.
- Joder Liv, ¿no podrías haberte callado?
- Oye, que no he sido yo la que se ha reído primero.

Pilar entró en la casa para ponerse el bikini y sorprendentemente no hizo ningún comentario sobre lo que acabábamos de escuchar, estaría intentado llenar los huecos, como yo.

martes, 24 de mayo de 2011

Capítulo 5: ¿Yo? No

Todas se quedaron un poco alucinadas y Belén fue la primera en hablar:

- ¡Ay madre! Verás tu abuela, pobre.
- Ja ja ja. Su abuela esta curada de espanto.- Contesto Pilar.- Pero ¿tu padre va a meter en un hotel a Lus y al chico ese? No tiene ni idea de lo que hacen ¿no?
- Pues no, cuento con que Nai o Delia le quiten la idea de la cabeza, supongo que si no lo consiguen siempre podemos chivarnos, total, a mí el chico no me hace mucha gracia. De todas formas no creo que Nai quiera pasar sus vacaciones con nosotros, las tiene en agosto y creo que prefiere ir a la montaña.
- Espera, ¿en agosto? Pues solo quedamos tú y yo en casa.
- ¿Dónde vais vosotras?- Pregunté mirando a Raquel y a Belén.
- Pues yo me voy a Roma con mi familia, es un viaje de la iglesia.- Me respondió Belén.
Nos quedamos esperando la repuesta de Raquel, que nos miraba, pero obviamente no nos estaba escuchando. El otro día nos dijo que a lo mejor se iba, pero no dijo donde.
Chasqueé los dedos delante de su cara para llamar su atención.- ¿Qué donde vas en agosto?-.
- ¡Ah! Perdona, voy a hacer un curso de la universidad en otra ciudad-. Y no dijo nada más.
- Pero ¿Qué curso? ¿Por qué no me has dicho nada? Ya te vale, a mi también me viene bien tener créditos extra.- Le dije bastante molesta, pero no me contestó, cogió su móvil de la mesa y se salió al jardín.- ¿Qué le pasa? Está mas rara que un perro verde.
Cuando dije “perro”, Trece levantó la cabeza y me miró como si estuviera hablándole a él.
- Paso de ella. Pili siempre puedes o podéis -se me escapo una risita- venir con nosotros, donde caben ocho caben nueve y medio.- Las tres nos echamos a reír.
Me quedé pensando en el curso que iba a hacer Raquel, era muy raro que yo no me hubiera enterado de que era o de dónde iba a ser. Íbamos a clase juntas y todas esas cosas también las solemos hacer las dos, no me podía creer que no me hubiera dicho nada. Algo no andaba bien.
- Pobre de tu abuela- Seguía diciendo Belén
- ¿Mi abuela? Ya, el otro día se tiró en paracaídas y ha cambiado el rubio de su pelo por un tono morado casi rosa. Di más bien pobre de mí.

domingo, 15 de mayo de 2011

Capítulo 5: ¿Yo? No creo

 Durante la cena, Pilar no paró de tirarle más indirectas a Raquel sobre llamadas de teléfono y personas que escuchan conversaciones ajenas. Lo raro es que no se daba por aludida y no sabía como capear los comentarios, cosa rara, porque si alguien puede competir con Pilar respecto a esto es ella. Realmente se la veía desconcertada, su cabeza no estaba ahí con nosotras.
 Me levanté de la mesa para coger el helado del congelador y me quedé mirándolas desde la encimera. Empecé a pensar en que sería de nosotras en un futuro (esto es culpa de cenar con cerveza) cuando sonó mi móvil, era la melodía que tenía para mi padre. Agarré el teléfono de mala gana y, cuando me pareció que ya había sonado suficiente, conteste:

 - ¡Hola papá!
 - Hola pequeña, ¿cómo estás? ¿Todo bien por allí?
 - Si claro, todo bien, llegamos ayer.
 - Ya, ya. Así que ¿tomando el sol y jugando en la piscina por la tarde?
 - ¡Claro papá! Y a las 6 la niñera nos da la merienda.- Estaba siendo demasiado borde con él, no volveré a cenar con cerveza.
 - Bueno ya, vale. Pero… ¿algo así no? ¿No andaréis con chicos verdad? Que suficiente tengo con que tu hermana se haya ido con la mitad de los niños de su clase de vacaciones. Por cierto, ¿no podrías ir a verla? Así… para ver que hace, no la avises ¡que sea una sorpresa!
 - ¡Claro que no! No lleva ni un día de vacaciones y quieres que vaya a espiarla. Esta lejos, además. No haberla dejado ir.
 - Ya pero soy un padre “guay”, no podía decirla que no. A vosotras me costó menos dejaros ir, pero es que de ella no me fío tanto, se parece a tu abuela.
Se me acaba de ocurrir que podríamos irnos toda la familia de vacaciones juntos, como cuando erais pequeñas, ¡y con la abuela!
 - ¡Que fiesta! Y ya de paso ¿porque no invitas a tu “amigo” y a su hijo?
 - ¡Qué gran idea cariño!- Vale, no ha cogido la ironía del comentario.
 Pegué la frente al mármol del mostrador un poco abatida, ¿como se me ha podido ocurrir hacer ese comentario? Mi padre nunca entiende la ironía.
 - No papá, no lo es, demasiada gente. Ya sabes que luego no nos ponemos de acuerdo en nada.
 - Ya ya… Si si… Bueno, ya te llamo mañana. Un beso.- Perfecto, ahora se pondrá a darle vueltas a la idea de unas vacaciones geniales en familia, ¡pero que boquita tengo!

 Cuando volví a la mesa, con el helado medio derretido (no, no se me ocurrió volverlo a meter en el congelador mientras hablaba), estaban discutiendo, otra vez, sobre si llamar a los vecinos o no.

 - Creo que no, no los necesitamos para pasarlo bien, nos tenemos a nosotras.- Se repetía Belén.
 - Por favor, dejadlo ya.- Dije.- Si no queréis ir ya iré yo sola, pero mañana, que hoy no me apetece. – Seguía estando borde.
 - Vale vale, paz. Yo te acompañaré, si es que vas.- Me dijo Pili.- ¿Qué te ha dicho tu padre para que te pongas así?
 - Mmm.- Fruncí el ceño molesta por su comentario.- Estaba así antes de cogerle el teléfono y no se como he conseguido que pensara que irnos toda la familia, mi abuela, su novio y el hijo de éste de vacaciones sería una buena idea.

lunes, 31 de enero de 2011

Capítulo 4: Yo

 Fuimos en coche al supermercado, con esta temperatura andar se hacía imposible.
 Una vez dentro cogimos un carro y fuimos directas a la sección de bebidas.
 - Oye, ¿por qué no compramos esto ayer? Podíamos habernos ahorrado el paseo.
 - Porque Belén no nos dejó, tú estabas cogiendo la lechuga, dijo que los refrescos tienen mucho azúcar y que como estás embarazada no debíamos comprar alcohol. Lo que no sé es porque la hicimos caso.
 - Bueno, a mi me da igual que bebáis, lo echaré un poco de menos, pero solo es temporal, jaja. Ve a elegir tu ron y yo iré a por lo demás.
 - Vale, nos vemos en las patatas fritas que tampoco pudimos comprar ayer.
 Pilar se fue por el pasillo y yo seguí metiendo los refrescos en el carro. Di la vuelta por el pasillo y empecé a mirar las botellas de ron. Estaba concentrada decidiendo, cuando alguien se paró a mi lado, no le vi hasta que me habló.
 - ¡Hola vecina! ¿Qué? ¿Eligiendo la bebida para la fiesta?- ¡Estaba hablándome a mí, y sabía quién era! Él era el chico que se asustó de Trece en la playa, me costó reconocerle seco y vestido.- ¡Ah! Perdona, soy Alberto, hemos visto a tu perro en el jardín por eso se quién eres, espero no haberte asustado ni nada.- En ese momento otro chico se paró a su lado, era el chico rubio, el guapo. Empezaba a ponerme un poco nerviosa.
 -No seas mentiroso Al, no has visto al perro en el jardín, la hemos visto a ella en la piscina- Le miró de reojo para comprobar cuanto le había avergonzado.- Bueno, si, también hemos visto a Trece, se llamaba así ¿no?
 - Emm, si, se llama así- No sabía que decir, estaba como un tomate y bastante nerviosa ya.
 - Bueno, ¿por qué no os pasáis por la casa de los vecinos esta noche y compartimos ese ron?- Seguía hablando el rubio.- Por cierto, me llamo Alejandro.
 - ¡Liv!- Pilar me llamaba desde el final del pasillo con los brazos llenos de cosas- ¿Qué pasa? Te estaba esperando, ¡ah! Ya veo lo que haces…
 Mire a Pilar, cogí la primera botella que estaba a mi alcance y salí corriendo hacia ella antes de que dijera nada que me avergonzara más aun.
 - ¡Eh! No te vayas así, ¿os veremos luego?
 - Sí, claro adiós -les grité mientas me llevaba a Pilar de allí.

- Mírala, si parecía buena, ligando no con uno sino con dos.- Se burlaba Pilar. Íbamos de vuelta a casa.
- No, yo no ligaba, solo querían invitarnos esta noche, lo que no sé es si deberíamos ir.
- Pues quizá deberíamos hacernos de rogar un poco. Vamos, dime quien te gusta.
- Nadie, Pili no insistas por favor.- Ella siempre consigue subirme los colores, así que, para cambiar de tema, le conté la llamada de teléfono de Raquel de esta mañana.
- ¡Madre mía! Pero, ¿con quién hablaba? ¿Y por qué no nos lo ha contado?
- Pues no creo que hablara con su madre, pero no le digas nada por ahora, me gustaría preguntarle a solas, si no lo ha dicho será por algo.
- Si, si claro, lo que tu digas- Es incapaz de callarse algo, si no está implicada ella claro y si lo está también.

 Llegamos a casa y cuando colocábamos la compra llegaron Raquel y Belén que estaban paseando a Trece.
 - ¡Por fin habéis llegado! ¿Dónde estabais? A no, pero ¿por qué habéis comprado todo eso?- Dijo mirando la compra.- No os conté ayer que no era bueno.
 - Si lo dijiste, lo que no se es porque te hicimos caso, además tu comes y bebes de todo esto, ¿Qué te ha dado ahora?- Contesté a Belén.
- Pues porque estuve en una charla en la uni que decía que todo eso nos ensucia por dentro, y muchas más cosas, tendríais que haber estado allí. Sobre todo tu Pili, tienes que cuidarte.
 - Si claro, enana, lo que tú digas. Por cierto Raquel ¿te ha llamado alguien?- Llamaba a Belén enana a veces, era la pequeña, la que más tarde nació y Pili la mayor, era dos años mayor, e iba con mi hermana Nai a clase pero jugaba con nosotras en el equipo de voley de colegio.
 - No, ¿por qué me iba a llamar alguien?- Mire con mala cara Pilar por lo que acababa de decir y Raquel la miraba sin saber muy bien porque preguntaba aquello, la encantaba confundir a la gente, y la verdad es que a mí también.

domingo, 23 de enero de 2011

Capítulo 4: Quizás yo

 Me desperté porque escuche a alguien hablando, la voz era la de Raquel pero no entendía que decía. Estaba en el pasillo, cerca de la puerta de mi habitación. Entraba mucho sol, debían ser las once o las doce. Me puse unos pantalones y salí de la habitación con Trece detrás de mí.
Raquel ya estaba abajo y, como no oía otra voz, supuse que estaba hablando por teléfono. Según bajaba por las escaleras empecé a entender que decía:
 - No sé cuando volveremos, quizá en una semana o dos.
 - Si, ya, pero yo no voy a volver antes. No te vayas tú.
 - Ahhh, si cariño yo también te echo de menos, pero por muchas ganas que nos tengamos sabíamos que esto pasaría.
 - Bueno te voy a dejar que mis amigas se despertarán en un momento y no queremos que nos oigan ¿no?
 - Jajaja, si un beso amor, adiós.
 Y colgó, ¿con quien hablaba? ¿Cariño, amor? En medio de mi confusión oí que alguien bajaba por las escaleras.
 - Liv, ¿qué haces parada en mitad de las escaleras?- Era Belén.
 -¡Pero niña! ¿Porque le has robado el camisón a mi abuela?
 - Ja, que graciosa, tú eres la que no debería dormir tan ligera, imagínate que pasa algo.
 - Pues así se liga a algún bombero, ¡¿qué hacéis ahí paradas en mitad de las escaleras?!, vamos a desayunar.- Raquel había aparecido por la puerta de la cocina como si nada.

 Después de desayunar saqué a pasear a Trece, hacía muchísimo calor. En el parque, me senté debajo de un árbol mientras el perro corría a sus anchas por el desierto recinto.
 No había nadie más aparte de nosotros, eso solo cambió cuando a lo lejos paso un grupo de chicos corriendo, ¡con esta temperatura les iba a dar algo seguro!

 Bajamos a la playa un rato antes de comer, excepto Pilar que se quedó en casa porque se encontraba mal.
Quería aprovechar para preguntarle a Raquel por la llamada de teléfono, pero Belén no paraba de hablar.
 - Bueno chicas, tengo que contaros algo, ya sé que va a sonar algo raro pero…
 - Venga Belén arranca, que me quiero meter en el agua.- Interrumpió Raquel.
 - Vale, vale. Pues es que hay un chico en la iglesia que…
 - ¡¡¡Ah!!! ¡Belén y un chico! Teníamos que haber grabado ese momento, jo. ¿Por qué lo has contado sin Pilar presente?- La interrumpí.
 - Joer, dejad de interrumpirme. He esperado a estar sin Pili para que no se riera ni hiciera bromas, pero parece que no ha servido de nada. Bueno, lo dicho, el hijo de unos amigos de mis padres de la iglesia me ha pedido que salgamos a tomar algo un par de veces, pero no se qué hacer, él no va a la iglesia casi nunca y escucha una música horrible.
 - ¿Cómo sabes que música escucha? ¿Cómo te ha pedido salir si no va a la iglesia los domingos con sus papis?
 - No te burles… recoge a sus padres cuando acaba, llega con su coche y esa horrible música a todo volumen. Pero es guapo y muy respetuoso con ellos.

 Cuando volvimos a casa, Pilar estaba dormida pero nos había dejado algo de comer hecho, ahora tendría que esperar para contarle todo, agg.
 Pasé la mitad de la tarde en la piscina y cuando me aburrí me puse la ropa encima del bikini y subí a la habitación donde Pilar seguía durmiendo. Abrí la puerta con cuidado y me acerqué a la cama:
 - Pili, cariño, me voy al supermercado, ¿me acompañas?- La dije susurrando. –Venga dormilona-. La zarandee un poco para que me hiciera caso.
 - Vale, está bien. Pero deja que me vista un poco, ¡que calor hace!

jueves, 20 de enero de 2011

Capítulo 4: Ahora quizás yo

- Creo que deberíamos ir a conocer a esos chicos.- Decía Pilar mientras masticaba un regaliz.
Ya habíamos cenado y encima de la mesa sólo quedaban nuestras bebidas, los regalices y las cartas con las que estábamos jugando.
 - Yo también creo que deberíamos ir, por lo menos a dar una vuelta. Esto es aburrido, creo que mi abuela en la residencia tiene un plan mejor.- Se quejaba Raquel.
 - ¡¿Puedes dejar de quejarte?! A mí me parece un plan muy ameno, no creo que debamos ir a conocer a nadie, nosotras estamos bien solas.
 - Belén, no es un plan muy ameno. Cuando teníamos 14 años puede que sí, ahora no.- Llevábamos veraneando en esa casa desde pequeñas, normalmente con la niñera de Pilar y con su hermano, nunca nos habíamos aburrido. Al hacernos más mayores regábamos los juegos de mesa con algo de alcohol y antes de acabar cualquiera ya estábamos bañándonos en la piscina, jugando al fútbol en la playa o cantando en el karaoke de la PlayStation. Pero hoy no había ni alcohol ni ganas de jugar.- Creo que me voy a ir a dormir, mañana será otro día y no vamos a repetir esta noche. Compraremos algo de ron e iremos a ver si casualmente los chicos tienen limas.- Según hable noté como mis mejillas adquirían un tono rojizo.
 - Jajaja- Pilar no paraba de reír.- Vale, quien eres y que has hecho con mi amiga, ¡Liv! Me encanta tu plan, aunque quede raro que tú lo propongas.- Seguía riéndose pero se levantó y me abrazo.
 - ¡Oye que yo no soy Belén!- Con eso sólo conseguí que ella y Raquel se rieran mas, la única a la que no le hizo gracia fue a la nombrada.- Si ninguna de vosotras lo dice, alguien tendrá que hacerlo.

Subí a mi habitación y me pegué una ducha fresquita. Había mucha humedad en el cuarto, así que salí a la terraza a mirar el mar. Estaba oscuro y sólo se veía un barco con sus luces a lo lejos. Deje que mis pulmones se llenaran con la brisa salada que llegaba del mar, me quedé así un rato hasta que oí unas voces que venían de la casa de al lado.
Los chicos debían volver de algún bar y por los gritos que pegaban debían habérselo pasado bien. Estaba tan entretenida mirándoles a través de las ventanas iluminadas de la casa que no me di cuenta de que ya no estaba sola hasta que algo me rozo la pierna.
Pegué un grito y del susto casi me subo a la mesa de la terraza, al mirar hacia abajo vi a Trece mirándome asustado sin saber que había pasado. Cuando mi corazón estaba casi clamado entro corriendo Pilar preguntando qué pasaba.
 - Joder, Liv ¿Qué pasa? Menudo susto me has dado…
 - Lo siento, Trece me ha asustado.
 - Ah… ya veo que hacías aquí fuera- Dijo mientras miraba hacia los chicos que estaban en la cocina comiendo algo.- Pero creo que ellos también pueden verte a ti, y no vas demasiado tapada, ¡niña! ¡Hay que dejar más a la imaginación!-Me dio una palmadita en el culo- Duerme bien guapa.- Se dio media vuelta y se fue.
La verdad es que tenía razón, solo llevaba puesto una camiseta de tirantes y unas bragas.
 - Vamos a la cama Trece, ya he visto demasiado.