domingo, 15 de mayo de 2011

Capítulo 5: ¿Yo? No creo

 Durante la cena, Pilar no paró de tirarle más indirectas a Raquel sobre llamadas de teléfono y personas que escuchan conversaciones ajenas. Lo raro es que no se daba por aludida y no sabía como capear los comentarios, cosa rara, porque si alguien puede competir con Pilar respecto a esto es ella. Realmente se la veía desconcertada, su cabeza no estaba ahí con nosotras.
 Me levanté de la mesa para coger el helado del congelador y me quedé mirándolas desde la encimera. Empecé a pensar en que sería de nosotras en un futuro (esto es culpa de cenar con cerveza) cuando sonó mi móvil, era la melodía que tenía para mi padre. Agarré el teléfono de mala gana y, cuando me pareció que ya había sonado suficiente, conteste:

 - ¡Hola papá!
 - Hola pequeña, ¿cómo estás? ¿Todo bien por allí?
 - Si claro, todo bien, llegamos ayer.
 - Ya, ya. Así que ¿tomando el sol y jugando en la piscina por la tarde?
 - ¡Claro papá! Y a las 6 la niñera nos da la merienda.- Estaba siendo demasiado borde con él, no volveré a cenar con cerveza.
 - Bueno ya, vale. Pero… ¿algo así no? ¿No andaréis con chicos verdad? Que suficiente tengo con que tu hermana se haya ido con la mitad de los niños de su clase de vacaciones. Por cierto, ¿no podrías ir a verla? Así… para ver que hace, no la avises ¡que sea una sorpresa!
 - ¡Claro que no! No lleva ni un día de vacaciones y quieres que vaya a espiarla. Esta lejos, además. No haberla dejado ir.
 - Ya pero soy un padre “guay”, no podía decirla que no. A vosotras me costó menos dejaros ir, pero es que de ella no me fío tanto, se parece a tu abuela.
Se me acaba de ocurrir que podríamos irnos toda la familia de vacaciones juntos, como cuando erais pequeñas, ¡y con la abuela!
 - ¡Que fiesta! Y ya de paso ¿porque no invitas a tu “amigo” y a su hijo?
 - ¡Qué gran idea cariño!- Vale, no ha cogido la ironía del comentario.
 Pegué la frente al mármol del mostrador un poco abatida, ¿como se me ha podido ocurrir hacer ese comentario? Mi padre nunca entiende la ironía.
 - No papá, no lo es, demasiada gente. Ya sabes que luego no nos ponemos de acuerdo en nada.
 - Ya ya… Si si… Bueno, ya te llamo mañana. Un beso.- Perfecto, ahora se pondrá a darle vueltas a la idea de unas vacaciones geniales en familia, ¡pero que boquita tengo!

 Cuando volví a la mesa, con el helado medio derretido (no, no se me ocurrió volverlo a meter en el congelador mientras hablaba), estaban discutiendo, otra vez, sobre si llamar a los vecinos o no.

 - Creo que no, no los necesitamos para pasarlo bien, nos tenemos a nosotras.- Se repetía Belén.
 - Por favor, dejadlo ya.- Dije.- Si no queréis ir ya iré yo sola, pero mañana, que hoy no me apetece. – Seguía estando borde.
 - Vale vale, paz. Yo te acompañaré, si es que vas.- Me dijo Pili.- ¿Qué te ha dicho tu padre para que te pongas así?
 - Mmm.- Fruncí el ceño molesta por su comentario.- Estaba así antes de cogerle el teléfono y no se como he conseguido que pensara que irnos toda la familia, mi abuela, su novio y el hijo de éste de vacaciones sería una buena idea.

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